El 5 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Hermano, un reconocimiento a uno de los miembros más cercanos y significativos de la familia, cuya influencia resulta fundamental en nuestro desarrollo.

La convivencia entre hermanos suele ir acompañada de una situación recurrente en la infancia: Los celos.

Aquí vamos a analizar las causas de su aparición, las formas en las que pueden manifestarse los celos entre hermanos, así como las posibles estrategias terapéuticas, incluyendo la medicina homeopática, para su manejo efectivo.

Definición de celos desde la psicología

A menudo, se tienden a mezclar erróneamente los términos “celos” y “envidia” de manera coloquial. Es esencial diferenciarlos claramente: La envidia implica el deseo de obtener aquello que no se posee, mientras que los celos se relacionan con el temor a perder algo propio.

Los celos constituyen una emoción primaria, arraigada en el ser humano; se trata de una respuesta emocional ansiosa presente desde el nacimiento, pero que requiere la interacción social para desarrollarse plenamente.

Superar los celos es crucial para evitar que se conviertan en un problema significativo, tanto para quien los experimenta como para su entorno cercano.

Con frecuencia, los celos surgen desde la primera infancia, incluso antes del nacimiento de un nuevo miembro en la familia, cuando el niño intenta captar la total atención de uno de los progenitores, generalmente la madre.

Manifestaciones de los celos en la infancia

Los celos pueden aparecer en cualquier etapa de la niñez y sus manifestaciones varían según la edad y el objeto de los mismos. Dos elementos esenciales los caracterizan: La posesión y la inseguridad.

El niño celoso experimenta el miedo de perder aquello que posee o considera que le corresponde, como el afecto, el reconocimiento o el estatus familiar. Esta amenaza puede ser real o imaginaria, y la reacción ante ella puede ser apropiada o no.

En los niños menores de dos o tres años, los celos suelen expresarse mediante rabietas, llanto injustificado o conductas aparentemente agresivas hacia el nuevo hermano. Estas manifestaciones suelen tener como objetivo atraer la atención de sus padres, especialmente de la madre.

Si no se da el estímulo que desencadena los celos como: La lactancia, los cuidados o la celebración de los logros del nuevo bebé, el hermano mayor suele demostrar ternura hacia el recién llegado.

Es común que el sentimiento celoso se extienda a otros familiares, como abuelos, primos o tíos; por este motivo, es recomendable advertirles para prevenir situaciones que pudieran desencadenar el conflicto, sobretodo cuando el bebé acapara la atención de las visitas.

A partir de los cinco o seis años, con un mayor desarrollo cognitivo, los celos pueden adoptar conductas agresivas o manipulativas, similares al comportamiento de adultos.

Estrategias para prevenir los celos entre hermanos

Ante la llegada de un nuevo hermano, los progenitores pueden adoptar medidas para mitigar la aparición de celos, aunque la efectividad varía en cada caso.

  • El principal miedo de los hijos mayores es perder el amor de sus padres con la llegada de un nuevo miembro. Por lo tanto, es vital que los padres refuercen de manera explícita que su afecto es igual para todos y que ese temor carece de fundamento.
  • Es fundamental recordar que los cambios de humor y las rabietas no deben interpretarse como agresiones personales, sino como expresiones del malestar del niño frente a la nueva situación. Es responsabilidad de los adultos mostrarle cariño y ayudarle a superar dicha etapa.
  • Involucrar al niño mayor en el proceso desde el inicio, haciéndole partícipe de los preparativos como: Elección de nombre o acondicionamiento de la habitación, favorece su adaptación. Animarle a conversar y relacionarse con el futuro hermano, así como a implicarse en su cuidado tras el nacimiento, contribuye a fortalecer su autoestima y sentido de pertenencia.
  • Es igualmente aconsejable dedicar tiempo exclusivo al hijo mayor y reconocer sus logros en presencia de otros, reforzando su papel y relevancia dentro de la familia.
  • Los especialistas sugieren mostrar fotos de la infancia del hijo mayor, compartir anécdotas y explicar el tiempo y la atención que requieren los recién nacidos, facilitando así la comprensión del proceso.
  • Si los hijos son mayores, prestarles atención individual ayuda a crear un ambiente de normalidad y a fortalecer vínculos, independientemente del tiempo disponible y sin imposiciones.

La sensatez y el respeto deben guiar las actuaciones parentales. Las disputas entre hermanos resultan naturales e inevitables; la psicología infantil propone, al afrontar estos conflictos, permitir a los niños expresar sus opiniones, dialogar sobre lo ocurrido sin juicios ni etiquetas, y fomentar la búsqueda conjunta de soluciones.

En caso de episodios de violencia impulsiva, es imperativo intervenir para detener la situación sin recurrir al uso de la fuerza, posteriormente conversando de manera calmada y guiando a los menores hacia formas más positivas de resolución de conflictos.

Evítese realizar comparaciones entre los hijos frente a otras personas, ya que esto puede agravar la rivalidad y los sentimientos negativos.

Homeopatía como apoyo en el manejo de los celos

El abordaje debe comenzar siempre desde el entorno familiar, contando ocasionalmente con la orientación de un psicólogo. Los medicamentos homeopáticos pueden emplearse como complemento, siempre bajo asesoría de un profesional sanitario que individualice el tratamiento según las características y necesidades particulares del niño.

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