La medicina hiperbárica se basa en el uso de oxígeno a alta presión dentro de cámaras hiperbáricas para promover la curación y para mejorar diversas condiciones de salud.
Este enfoque se fundamenta en principios científicos sólidos, como las leyes de Dalton y Henry, que explican cómo el oxígeno a presiones elevadas puede disolverse mejor en el plasma sanguíneo, permitiendo así un aumento significativo de oxígeno disponible para los tejidos.
Este aumento de oxígeno en el plasma tiene múltiples efectos beneficiosos, como estimular la formación de nuevos vasos sanguíneos, la formación de hueso, colágeno, nuevas conexiones neuronales, mejora el metabolismo aeróbico, la función mitocondrial y ofrece propiedades antiinflamatorias y antibacterianas.
La terapia hiperbárica se aplica en una variedad de condiciones gracias a su capacidad para mejorar la oxigenación y promover la reparación tisular, haciendo uso de cámaras diseñadas para controlar con precisión la presión y la concentración de oxígeno.
Existen ciertos principios físico-químicos que permiten la disolución y transporte de oxígeno a través del plasma hacia tejidos poco irrigados, por eso, la cámara hiperbárica tiene efectos fisiológicos y bioquímicos beneficiosos.
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